Una mujer de Connecticut se tatuó y modificó alrededor del 99.98% de su cuerpo. A pesar de ello, sigue buscando espacios para nuevas modificaciones y más tinta y asegura que no tiene pensado bajar el ritmo. En su camino hacia el cambio de su cuerpo, ya consiguió dos récords mundiales.
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Esperance sigue modificando su cuerpo y batiendo récords: “¡Aún no he terminado!”
Esperance Lumineska Fuerzina, antigua veterana del ejército de Connecticut, Estados Unidos, ganó popularidad mundial debido a su pasión por el arte, específicamente por los tatuajes. Cuenta con el mayor récord de la mayor cantidad de modificaciones corporales y tatuajes realizados por una mujer en todo el mundo. Su logro forma parte de un proyecto que se remonta hace más de una década
La admiración de Esperance por los tatuajes comenzó cuando tan solo tenía 21 años de edad. Su primer tatuaje fue un símbolo en su cadera, relacionado a un antiguo amor. Luego lo cubrió. Unos años más tarde, comenzó su etapa de modificación corporal, empezando por su lengua partida. Incluso, la mujer se tatuó los ojos y ahora tiene implantes con forma de escamas en el cuero cabelludo y en los brazos.
Esperance asegura que está desafiando los estándares de belleza convencionales. Considera que hacerse tatuajes y modificaciones corporales es un grito a la libertad. En conversación con Guiness World Record, la mujer aseguró que trata de “convertir la oscuridad en belleza”.
Las nuevas modificaciones corporales de Esperance Lumineska Fuerzina
El cuerpo de Esperance está lleno de tatuajes, en su boca, en sus encías, en su lengua, sus globos oculares y hasta sus genitales, de acuerdo a lo reseñado por Brightside.
En total, tiene 89 modificaciones corporales, incluidos 15 implantes subdérmicos. También tiene la lengua bífida y se extirpó los pezones. Además, Esperance tiene un total de 18 perforaciones en sus genitales.
En sus últimas fotografías, revela que tiene nuevas modificaciones. La joven de 32 años de edad tiene nuevos implantes de silicona en sus extremidades. Además, afirma que su viaje para seguir cambiando su cuerpo sigue en píe: “Por supuesto, ¡no he terminado!”.