Desde la antigüedad la planta de laurel no sólo se le atribuyen propiedades medicinales y es un excelente ingrediente culinario, también ha sido considerado en el mundo espiritual un símbolo de abundancia y prosperidad.
En la antigua Grecia, la utilizaban como un símbolo de victoria porque con ella coronaban a los atletas. Los romanos, luego, comenzaron a colocarlo en sus emperadores en forma de corona -como símbolo de poder.
En la filosofía del Feng Shui se ha convertido en un símbolo fundamental para armonizar y desbloquear los caminos al éxito y la riqueza; alinear las energías del hogar y fortalecer la intención de prosperidad en la vida de quienes lo utilizan.
La simple presencia de una hoja de laurel puede ser vista como un imán que atrae la abundancia, reflejando la antigua creencia de que la naturaleza tiene el poder de influir en nuestras vidas de maneras profundas y misteriosas.
El mejor lugar para que el laurel atraiga buenas energías
Uno de los lugares donde debemos tener laurel es en la entrada de la casa, pues aseguran los expertos del Feng Shui que colocar una hoja en el umbral o cerca de la puerta, invita a la energía positiva y a la abundancia la entrar al hogar.
Además, este lugar actúa como una barrera protectora, asegurando que solo las buenas vibraciones entren en el espacio vital.
Otro de los lugares claves es en la billetera o en la caja registradora de un negocio.
La presencia del laurel en estos lugares es vista como un talismán que no solo protege el dinero existente, sino que también atrae más ingresos.
La hoja de laurel refuerza la intención de prosperidad y asegura que la energía del dinero fluya de manera constante.
Otro de los espacios de tu hogar que ya en sí mismo es símbolo de abundancia es la cocina. Colocar hojas de laurel en los armarios o despensas es una manera de asegurar que nunca falte lo necesario, y que la prosperidad reine en el hogar.
El laurel no es solo un ingrediente culinario, sino también un símbolo de la abundancia y la seguridad económica que deseamos atraer a nuestras vidas.