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Joven gana una fortuna vendiendo uñas, saliva y anticonceptivos usados: “Todo lo que toco es valioso”

Rebekka Blue vende en sus redes sociales desde uñas cortadas de los pies hasta cera de oídos

Rebekka Blue vende en sus redes sociales desde uñas cortadas de los pies, cera de oídos hasta su dispositivo intrauterino (DIU) usado.
(Instagram: @slutrepreneur)

La venta de productos extraños se hay incrementado con las redes sociales. Podemos revisar cualquiera y ver ofertas de cosas que jamás se podía pensar que estarían en el mercado.

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Una joven influencer y stripper estadounidense es una de esas personas en el mundo que ha ganado miles de seguidores y una buena fortuna al vender una curiosa variedad de artículos por internet.

Rebekka Blue vende en sus redes sociales desde uñas cortadas de los pies, cera de oídos hasta su dispositivo intrauterino (DIU) usado. La joven ha encontrado una manera de monetizar todo lo que toca.

Vender lo que toco me empodera

La pregunta es ¿por qué alguien compraría estos artículos? La joven asegura que su negocio la “empodera” porque todo lo que produce tiene valor y los compradores tienen la oportunidad de poseer algo único y personal de su ídolo.

Asegura Rebekka que al principio vendía cosas normales, como algunas prendas que usó, su ropa interior y calcetines usados.

Pero después investigó y se dio cuenta que habían otros artículos que eran más cotizados, por lo que amplió su catálogo agregando su piel muerta tras exfoliarse, saliva e incluso polvo de aspiradora.

“Diría que mi venta más cara fue cuando vendí mi DIU por cuatro cifras. Es solo otro día de trabajo para mí. Encuentro cómico y también fortalecedor que todo lo que toco sea valioso. [Mis ganancias] se deben a mi largo y extenso menú de artículos”, dijo Blue.

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Algunos seguidores aseguran que la ven y compran para apoyarla, otros lo consideran una locura porque es una forma de explotar a sus fanáticos y fomentar al mismo tiempo una cultura de fetichización.

Lo cierto es que Rebekka gana alrededor de 10.000 dólares al mes. “Diría que lo más extraño que me han pedido es basura y artículos de tocador, o masticar comida y escupirla”, agregó.

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