Es devastador para cualquier ser humano escuchar la palabra cáncer porque es sinónimo de muerte segura y aun cuando todos sabemos que el destino final es ese, nos aferramos a la esperanza y a la fe.
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Pero más difícil es cuando una joven de apenas 20 años, escucha ese diagnóstico y, además, le dicen que le quedan poco tiempo de vida porque se trata de un cáncer en etapa terminal.
Le sucedió a una joven australiana de 28 años, Natalie Fornasier, quien fue al médico a los 20 años de edad por un lunar del pie que estaba cambiando de forma. Tras varias evaluaciones se determinó que era cáncer, estuvo en tratamiento por varios años, pero ahora está en etapa terminal.
Ya no puedo caminar y todo duele
La escritora que ya tiene el melanoma en etapa terminal, se encuentra en cuidados paliativos y aseguró a través de redes sociales que “es absurdo que haya pasado tanto tiempo, el tiempo es tan fluido que parece que no ha pasado nada, pero el calendario dice lo contrario”.
Aseguró en su cuenta de Instagram que extraña su casa “pero ya no puedo caminar sin ayuda, mis piernas están llenas de líquido, me duele el cuerpo las 24 horas del día, los siete días de la semana y la carga del tumor es intensa”.
En el escrito describe que el dolor aumenta lentamente, “día a día puedo sentir que mi cuerpo se ralentiza un poco más, lo cual es algo tan extraño de presenciar, especialmente cuando también puedes sentirlo físicamente”, reseñó el portal 24horascl.
Despedida con amor y resignación
Su post de despedida asegura que lo único que quería en la vida era amar. “He experimentado un amor que lo consume todo, algo tan profundamente precioso y poderoso, y que cambia el alma, que sé que, aunque me vaya de esta tierra, esa energía y ese amor nunca morirán”.
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“A los 28 años... todo se siente mal. Las conversaciones que he tenido que tener, los planes que he tenido que hacer, los lugares a los que han ido y siguen yendo mis pensamientos, nada de eso es natural. Es doloroso”.
Finalizó agradeciendo a sus seguidores en Instagram y Facebook sus “mensajes de amor, apoyo, amabilidad y, por supuesto, por sus donaciones increíblemente generosas. No se me escapa la suerte que tengo de tener tanto amor rodeándome de aquellos que conozco y de los que no todos los días. Mi corazón está lleno”.
