“Cassandra” está causando furor en la plataforma de Netflix por su combinación de suspenso, tragedia y misterioLa serie alemana. El final es explosivo y muy revelador y tiene aspectos a tomar en cuenta, entre ellos que la historia va mucho más allá de un thriller tecnológico, es un drama sobre las relaciones tóxicas y abusivas.
Según la trama, el robot con IA es en realidad lo que queda de la conciencia de la primera dueña de la casa inteligente. Décadas antes, Cassandra vivía lo que por fuera parecía una vida perfecta, casada, con una gran casa y un hijo sano.
Su marido era un abusador que no aceptaba a su hijo, y que realizó experimentos horrorosos sobre su esposa mientras estaba embarazada para asegurarse de que tuviera un varón con las características que él consideraba masculinas. Sin embargo acabó teniendo un hija con grandes problemas debido a las radiaciones, y Cassandra acabó falleciendo, reseña el portal GQ.
Antes de morir, logró que su conciencia acabara en el robot para así poder continuar cuidando de sus hijos. Pero en su obsesión por ello acabó matando a inocentes, e incluso su propio hijo falleció.
La guerra de Cassandra y Samira
Cuando la familia Prill llega a su hogar, ve la oportunidad de recuperar lo que una vez perdió (o nunca tuvo): dos niños sanos, felices y una casa en la que todo el mundo es feliz.
Para ello juega con la mente de Samira, la protagonista, hasta lograr que sus hijos y marido estén en su contra y que ella acabe en un centro psiquiátrico.
Samira logra escapar y volver a su casa y es allí cuando ambas mujeres logran conectar a través del sentimiento maternal e igualmente se dan cuenta de que en realidad han sido víctimas de sus propios esposos.
La primera por todo el sufrimiento físico y mental que le produjo convirtiéndola en un monstruo, mientras que la segunda no solo fue atacada por David, sino que le ha sido infiel, le ha hecho luz de gas, y lo único que siempre le ha importado es él mismo, razones por las que acaba separándose de él.
Cassandra decide dejarlos ir y acabar con su propia tortura prendiendo fuego al que una vez fue su hogar, con ella misma, además de incinerar los restos de su pequeña tras décadas escondidos detrás de la pared. Ni mucho menos un final feliz, pero puede que un final justo.

