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La Piedra de Rosetta, ¿qué misterios develó acerca de Egipto?

El ejército de Napoleón descubrió este fragmento de una antigua estela en Egipto. Era un decreto en nombre del faraón Ptolomeo V que cambiaría la historia.

Composición

Una roca de poco más de 110 centímetros de altura, con un peso superior a los 760 kilogramos, fue hallada por el ejército de Napoleón durante su campaña en Egipto. El capitán Pierre-Francois Bouchard dio aviso a sus superiores sobre el curioso hallazgo. Era la Piedra de Rosetta y, desde el 15 de julio de 1799, el mundo cambiaría radicalmente para los amantes de la antigüedad.

El objeto tenía varios escritos en forma de jeroglíficos, indescifrables para las tropas del invasor. Con el ejército francés llegó también una comisión de científicos dispuesta a llevar todos los detalles no militares de la campaña, pero tampoco le hallaron el significado a la roca.

La llamaron de Rosetta porque era el nombre francés que le dieron a la localidad de Rashid, en el delta del Nilo.

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¿Qué contenía la Piedra de Rosetta?

Posteriormente, los científicos detallaron que era el fragmento de una estela antigua, con un solo texto en tres idiomas distintos. La parte superior estaba conformada por jeroglíficos egipcios; en el medio, un texto en escritura demótica, que era la versión simplificada de los jeroglíficos al final del imperio egipcio; y en la zona inferior, un texto en griego antiguo.

Litografía sobre el descubrimiento de la roca por parte del ejército de Napoleón

Pero la guerra continuó y para 1801, los ingleses vencieron a los franceses. En el tratado de rendición firmado en Alejandría se determinó, entre otros detalles, el traspaso de todas las antigüedades egipcias expoliadas por los franceses. Así, la Piedra de Rosetta fue llevada al Museo Británico un año más tarde.

Sin embargo, los franceses habían calcado la piedra, y esos documentos le sirvieron a un científico para realizar el descubrimiento clave para la egiptología.

El hallazgo de Champollion, clave para el estudio del Egipto antiguo

Traductor de la Piedra de Rosetta

Para 1822, el francés Jean Francois Champollion (1790-1832) pudo traducir lo que decía la piedra. Este historiador y lingüista dominaba el latín y el griego, además de conocer el copto, la lengua que se hablaba en Egipto, como lo recuerda La Vanguardia.

Con un trabajo metódico, Champollion fue traduciendo, símbolo por símbolo, lo que decía el mensaje de la antigua estela, basándose en el griego y en el copto. Descubrió que varios de esos símbolos representaban fonemas, que podían ser letras o sílabas: aquel año publicó su primer estudio sobre los jeroglíficos, y en 1824 presentó una versión ampliada.

Su traducción resultó clave para el estudio del antiguo Egipto

Champollion explicaba que la roca contenía un decreto de culto a Ptolomeo V, el faraón de la época. El mensaje se escribió en el 196 antes de Cristo, estableciéndose que con ese decreto, el líder egipcio gozó en vida las honras reservadas a los dioses.

Los sacerdotes de Menfis, donde hoy está ubicada El Cairo, labraron la estela y la llevaron a la ciudad de Rakhit, conocida como Rashid bajo la ocupación árabe y como Rosetta durante la francesa.

En el Museo Británico desde 1802

Desde entonces, y siempre con base en el descubrimiento de Champollion, los egiptólogos han traducido miles, millones de mensajes del antiguo Egipto. El hallazgo francés se convirtió en un faro para el estudio de la antigüedad.

La roca permanece en el Museo Británico, pese a las solicitudes de las autoridades egipcias para su retorno. Es parte del colonialismo que, pese al paso de los tiempos, se mantiene en la actualidad.

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